El Hospital Nuestra Señora de La Esperanza continúa la hoja de ruta trazada tras su integración en el Grupo Hospitalario La Rosaleda con el fin de convertirse en centro de referencia para los compostelanos y su área de influencia ofreciendo servicios de gran demanda. Así nacieron en los últimos meses los de Neurofisiología y Endocrinología, ligado este último a la Consulta de Obesidad y Sobrepeso, que se sumaron a otros ya plenamente consolidados como la Unidad de Arritmias o el Instituto de Hipertensión y Medicina Vascular.
A todos ellos acaba de sumarse la Unidad de Atención Infantil y Juvenil: Psiquiatría y Psicología Sanitaria, un nuevo servicio con el que el Hospital Nuestra Señora de la Esperanza pretende dar respuesta “a los diferentes problemas emocionales, del comportamiento y del desarrollo que aparecen en esa franja de edad y que merecen un cuidado especial”, tal como explican las responsables de la Unidad, la Dra. Lucía Varela Reboiras y la psicóloga María Gallego Blanco.
Ambas se licenciaron en la Universidad de Santiago y se formaron, entre otros centros, en el Hospital Clínico Universitario (CHUS) y cuentan con un extenso currículo en sus respectivos ámbitos de trabajo, lo que permitirá a la Unidad ofrecer una atención integral y completamente personalizada a las necesidades de cada paciente. Para ello las dos contarán con la colaboración de otros especialistas y servicios del hospital, de modo que la persona que llegue al centro obtenga en él la atención necesaria para resolver su problema.
Principales patologías
“Las preocupaciones más frecuentes por las que los padres suelen requerir atención psiquiátrica o psicológica para sus hijos vienen derivadas de un bajo rendimiento escolar y dificultades en el aprendizaje, por problemas de conducta o de comportamiento y también por ansiedad, alteraciones del estado de ánimo y problemas de alimentación”, explica la Dra. Varela Reboiras. También se suele requerir la atención de estos profesionales “para ayudar a los niños o jóvenes en su adaptación a diferentes situaciones de la vida o a adaptarse a enfermedades crónicas”, añade María Gallego.
Las patologías más habituales en esta franja de edad son los trastornos del Neurodesarrollo (discapacidad intelectual, espectro del autismo –TEA–, déficit de atención con hiperactividad –TDAH–, trastornos específicos del aprendizaje y de tics), trastornos de ansiedad, obsesivo-compulsivos, del estado de ánimo, alimentarios (anorexia y bulimia), trastornos de conducta, adicciones, y problemas relacionados con el control de esfínteres. La Unidad ofrecerá ayuda en el diagnóstico y tratamiento de todos ellos y de cualquier otro que pueda detectarse, estudiando cada caso de forma completamente individualizada y elaborando un programa de tratamiento multidisciplinar, en función de las necesidades del niño o adolescente. Los pilares básicos de la intervención son tres: explicar al paciente qué le sucede y las razones por las que se mantiene el problema (psicoeducación), psicoterapia y, si fuese necesario, medicación.