El Servicio de Pediatría y la Unidad de Logopedia Infantil, del Hospital Quirónsalud Miguel Domínguez, han elaborado un mapa de lecturas por edades y recomendaciones para la población infantil durante los meses de verano. La iniciativa da respuesta a una preocupación habitual en las familias que solicitan ayuda para promover hábitos de lectura y estimulación del lenguaje.
La Dra. Mónica Camaño, médico pediatra, recuerda que entre los 0 y los 6 años “el cerebro tiene el mayor período de elasticidad y deberíamos aprovechar para fomentar el aprendizaje, promover hábitos de lectura y reducir los trastornos del lenguaje”.
Los niños y niñas siguen el ejemplo de lo que ven en casa; por eso recomienda “dedicar tiempo a leer con ellos, que vean que nosotros leemos y explicarles por qué nos gusta leer”. La especialista apunta que conocer sus gustos es muy importante. “Tenemos que encontrar su punto débil, recomendar lecturas y dejarles elegir”. Por último, propone crear espacios de lectura.
La población infantil entre 2-3 años expuesta a pantallas tendrá un mayor riesgo de padecer un retraso en el lenguaje, según han demostrado diversos estudios. Eugenia Blanco, coordinadora de la Unidad de Logopedia infantil, explica que “están dejando de recibir estímulos sensoriales primordiales en la infancia y se enfrentan a una sobreestimulación de pantallas para la que el cerebro no está preparado, llegando incluso a provocar un retraso en la capacidad de aprendizaje”.
Mapa de lecturas por edades
Leer a los bebés (6-12 meses) estimula su imaginación y estrecha vínculos entre progenitores e hijos. Libros para el baño, de tela, con texturas, con sonidos y con colores muy vistosos o cuentos para leerle cantando son los más atractivos.
De 12 a 18 meses los cuentos de pop-ups y de pestañas promueven la interacción, fomentan la imaginación y la creatividad y estimulan la psicomotricidad.
A partir de los 18 meses y hasta los dos años los libros deben ser historias breves, con una estructura de inicio-nudo-desenlace. Es recomendable leer muchas veces el mismo libro para afianzar conceptos y anticipar lo que va a pasar.
En la siguiente etapa, de 2 a 3 años, los cuentos deben tener muchas imágenes para favorecer la expresión formando frases donde el lector se transforme en narrador.
De 3 a 4 años, el cuento debe servir para consolidar y enriquecer el vocabulario, promoviendo la dicción, el lenguaje y la conversación. Se recomiendan libros con mayúsculas que favorecen el reconocimiento de las palabras.
Por último, de 4 a 6 años los cuentos para niños y niñas deben tener en cuenta sus intereses, para fomentar el aprendizaje y afianzar el hábito lector.